martes, 28 de febrero de 2012

El hecho de cambiar


Una vez pedí el cambio
aunque sabía que no debía
aunque mi voz interna decía
que no existía el por qué.
¿Para que cambiar?

Sin embargo cambié.
Por dentro, por fuera;
en el andar del corazón
y en el rodar de mi cabeza.

Pero no hubo profundidad
todo se rigió por la cosmética,
solo cambiaron los motivos
pues me olvidé de las maneras.

Los vaivenes nunca se fueron
más bien crecieron a ritmo frenético.
Los pensamientos afloraron,
aunque muchos sin conceptos.
Las intuiciones quedaron ciegas.

A mi ser le extirparon los ojos
y a mi razón le quitaron la cuerda.
Mis secretos se entregaron al derroche
y mis actos a la inconciencia.

Ahora estoy tan distinto.
¿Habré perdido mi esencia?
quizás sea pura sustancia,
o el resultado de una mala mezcla.

Que se yo, hay cosas que me gustan,
otras la verdad para nada.
Tendré que poner las cosas por su lado
a ver que cornos me dice la balanza.
¿Será imparcial o habrá distinta vara?