jueves, 24 de junio de 2010

Aprender a olvidar

Escribí este título y me quede un largo rato contemplando el sentido de estas tres palabras, o mejor dicho dos infinitivos y una preposición. y se me ocurre jugar con esto y decir que es una proposición infinita.
Infinitivamente decido aprender, olvidar, dejar de sentir, desprenderme, volar, no continuar atormentándome con fantasmas del pasado que se esfuman en cuanto los quiero palpar.
Sé fehacientemente que quien ama no olvida, y que, como bien dice Sabina: "el amor cuando no muere mata, porque amores que matan no se olvidan..."
Pero no estoy muerta, o quizá so lo esté y lo que es más grave: en vida.
Mis emociones no logran ser arrancadas de este perverso e irracional corazón. Ya no podría hablar del amor sin acordarme del olvido:" tan corto el amor y tan largo el olvido.."aunque...¡como no arriesgar a amar, a sentir, a jugártela, a consentir, a arrojarse en los brazos de quien produce esas cosquillas y toboganes en el estomago ?
Escucho nuestra música, por eso más que me resista de escucharla. Emana directamente de mi interior.
Algún día me iré de este mundo y quizá comprenderé que más que aprender a olvidar deberíamos aprender a volar o dejar volar al amor. La libertad es un ser alado que necesita respirar el aire de las alturas, que necesita oxigenarse permanentemente, que nos permite ser lo que queremos ser y no lo que los demás pretenden que seamos. Quien hace uso de la libertad descubre que dejar libre al amor es actuar con coraje, resignación, y lo más importante con el honor de demostrar que quien ama no ata, suelta las riendas…
Ayer, hoy y siempre recordamos: fechas, caras, afectos, amores, emociones, fracasos, que nunca se olvidan. No obstante, supongo que para aprender a olvidar hay que aprender a amar. Porque el amor, el verdadero amor, no olvida pero aprende, no busca pero encuentras, no mide, sólo anhela…
No puedo, ni podría dar una mágica receta para que olvidemos a ese amor que quisiéramos arrancar de nuestro corazón. Porque por más que consigamos arrancarlo, siempre va a dejar una cicatriz y cuando un espejo refleje nuestra imagen, unos vulnerables ojos no dejarán de derramas una gota salina de cristal que nos delate, porque para mi amigos: nunca se aprende a olvidar.
Quien sepa hacerlo, quien pueda olvidar, quien hay aprendido de sus errores y me pueda enseñar, le entregare mi corazón y hasta mi vida si acaso yo dejara de recordar…


MARIA DE LAS MERCEDES

2 comentarios:

  1. Me encanta esto escrito por María Mercedes. Realmente muestra las dos caras del amor. Lo importante que es arriesgarse por lo que uno quiere. Lo importante que es dar alas a tus sueños y no tener miedo al fracaso, al sufrimiento. yo soy de esos que piensan que ''peor es no saber tener, por un amor, la sangre viva en el corazón''.

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  2. Es geniallll que escribió. Pienso igual,y es así la vida, un contínuo aprendizaje de caminos alternativos para soportar el peso, o como diría un profesor de la facultad, los "apremios de la vida"

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